sábado, 20 de septiembre de 2014

Un secreto...

¿Sabéis?
A veces (demasiadas) me aterra perder la imaginación.
Y no es que tenga mucha. Ya me gustaría.
Es pequeñita, algo adormilada y le gusta trabajar poco. Cada vez menos. Perezosa.
Se asienta en mi cabeza. En ocasiones revuelve, extasiada, todo lo que hay en ella.
Otras, se debilita. Se queja de que no la estimulo, de que su dueña es una egoísta.
Y tal vez lo sea.
Puede que debiera sentarme con ella, un ratito,
todos los domingos y escuchar sus problemas.
Dice que inspiración hizo las maletas. Inquieta, quiere ver mundo.
Ay, pequeña, al menos contagia el mundo de los demás con tu inagotable energía.
Cada vez se siente más sola.
Creo que necesita que Momo aparezca.
 Tomarse un chocolate con ella y que le cuente cómo derrotó a los hombres grises.
Que le devuelva la alegría por vivirme.
Momo es diminuta. De pelo ensortijado, rebelde. Ojos azabache y corazón brillante.
Sabe escuchar a los demás. Tiene un don. Oye los corazones, no las voces.
Y me estremece que imaginación pueda querer irse con ella.
Vivir en la calle Jamás con el maestro Segundo Minucio, Hora.
No sé si retenerla.

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