Luna ya no espera nada de los poetas,
ya no es musa de nadie.
Luna vaga entre brumas,
conjura y calumnia.
Luna hechiza las aguas,
electriza las miradas.
Pero luna no se siente dueña
del corazón de alguien.
Ya ni atrae a Meteoro,
pero sigue metiendo
su dedo en la herida,
Cráter,
corriéndose de vida.
Luna no tiene nadie que la quiera.
Ya murió Toro,
ya no es cascabelera.
Luna, tierna pero madura.
Luna... ¡a la de una, me subo a tu cuna!
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