sábado, 12 de julio de 2014

Eres suficiente iluminación, Luna.

El crepitar de unos fuegos artificiales en una mirada abandonada a la noche.
El vacío de un recuerdo que corroe el pensamiento.
Esa sensación ligada a ti.
La brisa nocturna recorriendo con benevolencia este pequeño cuerpo.
El inmenso cielo me turba.
Puede que en este mismo momento estemos mirando, al unísono de nuestra existencia,
esa estremecedora luna llena que nos sobrecoge el corazón.
Puede que un yo, hace un año, en este mismo instante, haciéndose preguntas.
Tal vez un tú, en ese insignificante momento, pensando en el futuro.
Un futuro que no nos concierne. Truncado por una decisión insegura.
La elección que huyó de sí misma por ser tan desastrosa.
¿Qué clase de resorte me ha llevado a escribirle a mi yo de hace 365 días?
¿Un 11 de julio? ¿De nuevo? ¿Coincidirá con...? ¿Puede ser?
Qué se yo. Sólo y tan sólo sé que los sentimientos son perecederos.
De hoja caduca y fecha transitoria, vienen y desaparecen cuando les da la real gana.
Y nos dejan así. Vacíos y llenos al mismo tiempo.
Como si fuésemos un triste recipiente. -Que vale, lo de triste no lo niego...-



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