Era una tos desgarrada de madrugada.
Y un gemido lascivo.
Le doblaba la edad, pero no las ganas.
Él le dejaba compartir alcoba y sueños rotos.
Ella esperanzas e ilusiones tempranas.
Una relación malsana, dirías tú.
Yo pienso que mientras que él no le corrompa la inocencia,
podría ser incluso renovadora.
-Hablemos de distancias que se cuentan
en el tormento de unos ojos que lo han visto todo
y en la ilusión de otros que comienzan a vivir-
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